Sonido, voz

Por Mariana

Estoy observando las clases de teatro de Giuliano Scabia (https://www.youtube.com/watch?v=SN6qAlmq3XY), de las primeras palabras registradas suena “inteligencia colectiva”, ¿qué es la inteligencia colectiva?, ¿cómo se logra? Scabia habla sobre la inteligencia de los bancos de peces o las parvadas: van siempre como un cuerpo en el que no parece haber accidentes. ¿Cómo aprendemos a estar dentro de un grupo?, ¿cómo se logra el estar presente percibiendo a lxs otrxs?

Él habla sobre la simpatía como la capacidad de sentirnos y sentir a lxs otrxs, yo quisiera pensar al respecto de este concepto, quizá haciendo una desviación del camino que él sugiere a través de la simpatía para encontrar otro.

En su clase sugiere que lxs chicxs se organicen a modo de círculo, después de reflexionar sobre lo anterior y lanzar preguntas al respecto, deja el centro vacío y sale de ahí. Ellxs ahora pueden observarse, sentir sus cuerpos cercanos. Les pide poner atención en sus respiraciones y a una chica que lance una nota con su voz a la cual, poco a poco, lxs otrxs comienzan a unirse en algo que podría ser un canto. Me gusta que su primer intento de crear colectividad sea a partir de la respiración y la voz, pero no la voz para expresarnos verbalmente sino como sonido de nuestro cuerpo. Hace poco, durante un ensayo, Viko (quien estaba dirigiendo), nos contaba que hay una meditación vocal para acompañar a personas que están a punto de morir; se supone que en esos momentos las personas pueden percibir que están muriendo y eso genera mucho miedo, pero que encontraron que la vibración de la letra “A” ayuda a calmar dicha angustia. Se supone que debes estar acompañando la respiración de la persona en cuestión susurrándole al oído tu canto de “A” hasta que muere. Viko nos decía que es precisamente el sentido del oído uno de los últimos que perdemos cuando morimos y que seguramente es de los primeros que desarrollamos en nuestra vida como especie. Me parece muy lindo que siempre en las dinámicas corporales, quienes guían dicen de vez en cuando: “escúchense”. Escuchar como sentir. Escuchar las respiraciones alrededor, entender el ritmo, sentir los cuerpos. Escuchar porque la dirección es de afuera hacia adentro: antes de poder unirse a la nota sugerida, hay que escuchar. Para cantar, hay que aprender a escuchar.

Creo que hay una potencia muy fuerte en nuestra voz y que sería interesante reflexionar sobre cómo hemos aprendido a moldearla, construirla y usarla de acuerdo a nuestros contextos, y también cómo a través de ella, como sonido, es posible generar un sentido de colectividad. Pienso mucho en el texto que escribió Marco sobre el canto y su sensación de voz amplificada al cantar en grupo, coincido enteramente con él cuando habla del miedo que tenemos al experimentar y conocer nuestra voz; tenemos muchas prácticas disciplinarias atravesándonos constantemente que nos dicen que no tenemos “talento” para tal o cual actividad, o que no tenemos “lo que se necesita” para hacerlo, siendo que son capacidades expresivas que están en nuestros cuerpos y que podríamos desarrollar y explorar. También creo que la forma en la que la figura del artista se ha construido es desde un sentido muy individualista y autoritario: “monopolizzano il canto”, dice Marco sobre algunas personas que no soportan la no perfección, y, creo, no por querer hacer las cosas bien o con cuidado, sino porque no soportan la diferencia y entonces te dicen “tú no puedes cantar”, “tú no puedes opinar”, “tú no perteneces aquí”,

Pienso en Agnès Varda y sus tres palabras: “inspiración, creación, compartir”, inspiración es por qué haces una película; creación es trabajo; compartir es comunicar. Las tres palabras implican un otrx, siempre hay un otrx.

“tú estás loca”, “tú debes estar en otro lugar”, “tú no debes existir”.

¿Por qué decidimos dejar de usar nuestra voz?, ¿por qué decidimos dejar de gesticular para permitir la salida del sonido?, ¿por qué nos empeñamos en hacernos de cuerpos silenciosos?, ¿cuáles son los usos del silencio?… Recuerdo la anécdota de John Cage cuando salió de una cámara anecoica totalmente perturbado y diciendo que el silencio no existe porque al no escuchar sonidos externos, pudo escuchar todos los que su cuerpo produce.

Recuerdo también la conferencia sobre el ruido de Judith Butler en la Neza hace algunos meses, ¿qué es el ruido?, cuando se está hablando de disciplina, cuando se está bajo un régimen fascista, ¿qué es el ruido?, ¿cómo aprendemos a no hacer ruido con nuestras voces?, ¿por qué creemos que aquello que no sea palabra, lenguaje –hegemónico– verbal, es ruido?, ¿qué relación/es hay entre sonido-disciplina-silencio?

Viko también nos hablaba sobre las lenguas tonales y nos emocionamos al imaginar las capacidades vocales y expresivas de las personas que las hablan. Creo que hay muchas posibilidades en la voz, sentir una nota sostenida colectivamente, sentir esa vibración, la potencia, sentir que tu voz ya no es sólo tuya, sino que es un cuerpo creado entre todxs, es impresionante. Y también explorar las capacidades de cada voz, los lugares en los que resuena dentro del cuerpo, la forma en la que vibran los cachetes, la espalda, la cabeza, los tonos, todos los sonidos que podemos generar y con los que también podemos desarrollar una improvisación sonora con lxs otrxs.

Ahí hay otro punto que quisiera investigar: la improvisación, que está ligada completamente a la escucha y a la capacidad de ceder los impulsos con finalidades individuales para posibilitar la creación grupal. Scabia, al inicio de su clase, les dice que es muy difícil no tener a alguien que dé indicaciones al grupo, ¿por qué? porque cuando estás obedeciendo las indicaciones de alguien no estás en ti, dice él. Para poder improvisar, para poder cantar en grupo, para poder escuchar a lxs otrxs, primero hay que estar presentes en nuestros cuerpos y pensamientos. A veces el miedo a desafinar no es más que el miedo a escuchar nuestras propias voces, el miedo a sonar. Por otro lado, hay que asumir responsabilidades para improvisar, hay que tomar decisiones, hay que ser agentes, sujetos y lo mismo para existir dentro de un colectivo, se requiere de una presencia y postura clara para que otrx pueda escucharte, ¿cómo construir esos actores/agentes/sujetos?

Todas estas preguntas creo que se desprenden de dos formas que he escuchado de definir al teatro… un maestro nos dijo un día “el teatro, el drama, es acción”. Durante muchos años esa definición estuvo pegada en mi cerebro, “drama es acción, drama es acción”. Hacer, hacer, hacer. Eugenio Barba dice: “el teatro es relación”, todo cambia así y entonces empiezan las preguntas en lugar del impulso de productividad.