Si può fare

Por Xhail

“I matti sono punti di domanda senza frase” (los locos son puntos interrogativos sin frase) forma parte de una canción de Simone Cristicchi, “Ti regalerò una rosa” (2007), en la que el cantante retrata la vida de una persona encerrada en un manicomio (inspirada en una historia real). Este fragmento, así como varios más que conforman la canción, deja en claro la idea que tiene la sociedad de los “sanos” con respecto a las personas con enfermedades mentales: personas incompletas, deshumanizadas, que no tienen un lugar exacto fuera de los centros psiquiátricos. ¿Pero qué pasa cuando se tiene la posibilidad de sacar de la abyección a esas personas rechazadas? ¿Es posible que puedan reintegrarse en la sociedad? Esas interrogantes las podemos encontrar en la película Si può fare (2008).

En esta obra cinematográfica, dirigida por Giulio Manfredonia, nos trasladan a la Milán de los años 80, algunos años después de la ley Basaglia. Nello, interpretado por Claudio Bisio, es un sindicalista que resulta incómodo para el grupo en el que se encuentra. Nello es “rebajado” a dirigir una asociación de personas con enfermedades mentales, la Cooperativa 180, quienes se dedican a realizar algunas asistencias sociales, específicamente ayudar colocando timbres postales.

Nello se da cuenta de la capacidad de estas personas, por lo cual decide llevarlos a otro nivel y humanizarlos organizando un trabajo: colocar pisos de madera, parqué. Esto no sólo lleva a los personajes de la película a encontrar el potencial que se pensaba extinto (incluso para el psiquiatra a su cargo, el doctor Del Vecchio), sino a darles la oportunidad de adaptar y posteriormente salir del espacio liminal en el que estaban recluidos.

Al inicio se pondrán más interrogantes que buscarán limitar la toma de acciones: ¿podrán hacer un trabajo? ¿serán peligrosos para quienes los rodean? ¿qué pasará cuando se enfrenten a situaciones que no puedan controlar? Las reglas estrictas del trabajo que realizan no les impide explotar su creatividad: por ejemplo, “Gigio” (Andrea Bosca) y Luca (Giovanni Calcagno) crean mosaicos con los restos de madera del parqué, lo que resulta impactante y valioso para las personas que los contrataron. Esto se ve inmortalizado desde los primeros minutos de la película cuando Luca le dice a Nello: “siamo matti, mica scemi” (“somos locos, no estúpidos”). Esta frase retratará la situación de cada personaje: el mundo laboral no sólo es para aquellas personas totalmente “capaces”, mentalmente hablando; esa supuesta capacidad la puede tener cualquier tipo de persona al realizar algún trabajo.

El drama en la película llega con una primera negativa para participar en París, ya que los personajes rechazan ir por un recorte económico. Esto deja en claro que la ambición de Nello no puede borrar los deseos de cada una de estas personas que están tratando de rehacer su vida. Un suicidio será la clave trágica. La muerte de uno de los personajes llevará a los sujetos de poder a “recluir” de nuevo en un espacio cerrado a todos los demás personajes. Estos sujetos de poder afirman que las personas con enfermedades mentales no están todavía preparadas para afrontar las consecuencias de vivir con plenitud en una sociedad “normal”. ¿Cuál será entonces el futuro para todos nuestros personajes?

Si può fare retrata de forma cómica, pero también con tintes dramáticos, una de las tantas cooperativas que surgieron después de la Ley 180. Esta película propone dejar a un lado la deshumanización que constantemente se le ha acuñado a las personas con enfermedades mentales. A través de la risa y las lágrimas nos da interrogantes, pero también respuestas, a la vida presente y futura de estas personas en la sociedad, esa misma sociedad que las considera “puntos interrogativos sin frase”. Giulio Manfredonia demuestra no sólo las capacidades y la creatividad de los personajes, sino también su lado más humano que decide borrarse.