Matti da slegare
Por Carolina

Matti da slegare (1975) es un filme perteneciente al género documental dirigido en colectividad por: Marco Bellocchio, Silvano Agosti, Stefano Rulli y Sandro Petraglia. Estos individuos que en conjunto han conseguido testimoniar la decadencia de las instituciones psiquiátricas y a su vez evidenciar la exigencia de un cambio en toda una estructura social para tener así una transformación a favor de todos.
En este gran trabajo los cineastas muestran un experimento colectivo hecho en el Hospital Psiquiátrico de Parma en 1975 motivado en gran parte por Mario Tomassini. El experimento tiene como objetivo integrar a la sociedad productiva a todas las personas que se encuentran en reclusión médica, hacerlos autosuficientes y no dejarlos en el olvido dentro de las instituciones. Esto se visualiza a partir de la ejecución de nuevas políticas que logran defender legalmente a los enfermos y a los recuperados. Una postura estrechamente relacionada con el proyecto de Franco Basaglia y la Ley 180.
El documental está dividido en dos partes, durante la primera se observa una fuerte polémica contra las instituciones privadas y religiosas, no dejando de lado el juicio de los familiares de algunos internos, médicos y enfermeros. Es así que para Tomassini el instituto es quien determina la violencia y poco a poco nos cuenta su vivencia en el hospital.
Jóvenes adolescentes narran sus experiencias, las cuales van desde la represión hasta la violencia psicológica y física. Por ejemplo, un niño rebelde a quién le interesa más la sexualidad y el juego que el estudio, y que desde su testimonio denuncia la incapacidad de su madre, de sus profesores, médicos y enfermeros de escucharlo o relacionarse con él, asimismo señala la antipatía que la madre siente, al grado de encerrarlo en el Instituto Psiquiátrico de Colorno.
Hombres y mujeres de diferentes edades hablan de las dificultades de convivencia en estos espacios. Del mismo modo nos narran la necesidad de implementar nuevas posibilidades para poder sobrevivir de una manera digna dentro y fuera de estos organismos. En sus discursos piden la reeducación de una sociedad para poder establecer una sana convivencia con las personas que se reintegran en la sociedad.
Durante la segunda parte se presenta más a fondo el desarrollo del proyecto Gli operai della oficina. Aquí conocemos a enfermeros comprometidos que se encargan de los asilos en donde se aceptan a las personas recuperadas, espacios que ayudan a su vez a la reintegración de los individuos.
Por otro lado, también nos habla del convenio con fábricas en donde a los recuperados se les permitía aprender un oficio, eliminando la idea tan arraigada de que una persona con problemas mentales es incapaz de poder usar una herramienta sin hacerse daño.
Son interesantes y emotivas las reflexiones que hacen los trabajadores de estas fábricas, para ellos los recuperados no sólo aprenden un oficio, sino que enseñan al resto de los trabajadores a tener más respeto y comprensión hacia ellos. En estos espacios surge la hermandad, la idea de la no exclusión, la convivencia colectiva, la no descriminalización e indudablemente un sentido más justo del trato humano.
Desde la perspectiva de los integrantes del espacio de trabajo Gli operai della oficina la gestión del proyecto ha demostrado que el extraordinario colectivo ayudó más que los institutos, porque hay convivencia con los otros, movimiento corporal en el momento de usar la maquinaria, solidaridad por parte de todos y por supuesto derechos para poder tener una vida libre e independiente.
Un extraordinario testimonio que reflexiona sobre la rebeldía, el desconcierto y desasosiego de las diferentes posibilidades de percepción de los individuos, nos expone, además, la dificultad de la comprensión entre los unos y los otros y paralelamente de manera emotiva nos muestra la posibilidad de la transformación de estas problemáticas para una mejor convivencia social.